jueves, 29 de noviembre de 2007


A partir de los años 70 podríamos decir que el arte ha dejado de estar encasillado en una serie de normas que existen desde la Antigüedad.
Desde la Antigüedad, el arte se ha guiado por una serie de parámetros que definían qué era y qué no era una obra de arte. Uno de estos parámetros fundamentales ha sido desde siempre el marcado carácter objetual, visual y formal que debía tener la obra de arte, requisitos fundamentales para que la obra triunfase en el panorama artístico del momento y pasase a la posteridad.

Pero en esta concepción tan materialista sobre el arte, que ha dominado el pensamiento hasta hace muy poco, no podía surgir una reflexión filosófica del arte en la que nos preguntásemos “¿qué es el arte en sí?” y “¿cúal es su naturaleza?”.
En este tipo de arte no podíamos encontrar respuestas a estas preguntas. Sólo nos ofrecía diversos tipos materiales, una sucesión de estilos en el tiempo y una serie de imágenes que nos proporcionasen un cierto placer estético.

Las instituciones museísticas siempre han relacionado al arte con la belleza, que a su vez identifican con la verdad; han relacionado al arte con la forma, considerándolo como un elemento didáctico para aprender la hª a través de las formas visuales (de ahí que en muchos museos los cuadros estén colocados siguiendo un orden cronológico y temático).






Cuando comienzan a sucederse las reflexiones sobre la naturaleza del arte y surge la filosofía del arte, lo visual, lo bello y lo formal dejan de ser condiciones imprescindibles en una obra de arte. Cualquier cosa puede ser una obra de arte y no tiene que ser necesariamente un objeto ni tiene que mostrar belleza y armonía al espectador. La belleza no es la finalidad del arte.

El arte de las últimas décadas de siglo muestra una pluralidad en todos los aspectos, por ello no puede ser encasillado en una determinada corriente o estilo. Pero aún predominan una serie de normas y parámetros en ámbitos relacionados con el arte que deben modificarse para que este arte de después del fin del arte siga abriéndose camino.
El arte de después del fin del arte es un arte que transmite conceptos e ideas. Se preocupa, entre otros aspectos, por los problemas existentes en la sociedad, por la esencia del hombre, por su existencia y su papel en el mundo, por su individualismo y por la esencia, como no, del propio arte El arte existe en sí mismo y por sí mismo, independientemente de la forma y el soporte que utilice.

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